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La Escuela Municipal de Folclore de Astillero canta las marzas en el Ayuntamiento

Febrero 27 2015

Un grupo de los más jóvenes componentes de la Escuela Municipal de Folclore de Astillero que gestiona la asociación “La Barquía” se acercó esta semana hasta el Ayuntamiento con el fin de cantar las tradicionales marzas, como viene haciendo este colectivo desde que se creó en el año 2008. El lugar que acogió el encuentro fue el salón de plenos, dado que la mala climatología no aconsejaba que los jóvenes cantaran las marzas en la calle, como es habitual. Tanto el alcalde de Astillero, Carlos Cortina, como la concejala de Educación, Cultura y Juventud, Bella Gañán, estuvieron presentes en el acto, que también contó con la asistencia de familiares y responsables de la citada asociación. Las seis niñas y el niño que cantaron las marzas acompañados de panderetas fueron felicitados por su interpretación, que también fue acompañada en algunos momentos por su profesora, Covadonga Suarez. Las Marzas, como su nombre indica, son cantos propios del mes de marzo, concretamente se celebran el último día de febrero o el primero de marzo, conmemorándose así la llegada de la primavera.

Provienen del latín Kalendae Martiae y su tradición se remonta a muchos siglos atrás, posiblemente incluso anterior a la llegada de los romanos. Consistía en una comitiva formada por chicos jóvenes del lugar, provistos de palos, cestas, sacos, etcétera, que recorrían al anochecer una por una las casas de los vecinos pidiendo aguinaldos a cambio de los cantos que entonaban que variaban según la época del año (había marzas de Nochebuena, Año Nuevo, Reyes y Pascua). Era costumbre dirigirse a los dueños de la casa antes de empezar con la frase: ¿Cantamos o rezamos? por si en la casa se estaba de luto. A la hora de la despedida, si los dueños habían sido dadivosos, se les daba el “buen dao”. Para los más huraños o tacaños, existían las marzas “rutonas” o de “ruimbraga”. La Escuela Municipal de Folclore tiene su sede en el centro cívico Leonardo Torres Quevedo. Su objetivo es la enseñanza de los instrumentos más típicos del folclore regional como el rabel, el pito montañés, la pandereta, la gaita y el tambor, por lo que en Astillero se ofrece una enseñanza que abarca los ámbitos  más representativos del folclore autóctono.