La inversión del Ayuntamiento asciende a 31.500 euros.
El nuevo rocódromo, que se situará en la pared del fondo del pabellón, ofrecerá una mayor disponibilidad que el existente en la zona externa ya que al ser cubierto los aficionados ya no dependerán de la climatología, especialmente en los meses de invierno y otoño, para la práctica de la escalada.
Se podrá ejercitar este deporte en las mejores condiciones posibles, además de prolongar el tiempo dedicado a los entrenamientos.
La estructura que será la parte principal del rocódromo contará con una altura de 8 metros y una anchura de 5,5 metros.
Contará además con un saliente máximo con respecto a la fachada vertical de entre dos y dos metros y medio.
Tendrá como mínimo cuatro vías de escalada demás de variedad de planos y formas diédricas de tal forma que posibilite diferentes modos de escalada y niveles de dificultad.
Asimismo, la estructura principal estará complementada por lo que los expertos en la materia llaman un bulder, que es un bloque de menor tamaño que el anterior y que se destinará para entrenamientos y practicar la técnica de escalada en horizontal, así como para los interesados en perfeccionar su técnica con diferentes grados de dificultad ya que contará también con diversos planos inclinados y un saliente máximo con respecto a la fachada de dos metros.
Su altura será de 3,5 metros y su anchura de 10 metros.
En la base de esa estructura se colocarán una serie de colchonetas de 10 metros de largo y dos de ancho.
En Astillero existe afición a la escalada como demuestra la existencia de un veterano colectivo como el Grupo de Montaña Astillero que coordina la Escuela  Municipal de Montaña.
En este sentido, los componentes de esta agrupación entrenan habitualmente en el rocódromo de La Cantábrica por lo que con este proyecto del Ayuntamiento para el interior del polideportivo tendrán un espacio más, más moderno y cómodo, y que estará  abierto también a todos los usuarios de estas instalaciones.