Medio Ambiente
Uno de los principales problemas que afecta a los países industrializados, es la enorme presión que las economías contemporáneas ejercen sobre el medio ambiente y los recursos naturales. Desde que el 1987, con el informe Brundtland apareciera el concepto de desarrollo sostenible, la idea de sostenibilidad se ha ido universalizando como referente en todas las políticas medioambientales y de crecimiento económico.
De la Cumbre de Río de 1992 nació Agenda 21, un plan de acción para los años 90 y la primera parte del siglo XXI, como un documento estratégico de alianza global de la humanidad para el medio ambiente y el desarrollo. La transición hacia un desarrollo sostenible era difícil pero totalmente factible. Implicaba un cambio en las prioridades de los gobierno y de las personas, así como la integración plena de la dimensión ambiental dentro de las políticas económicas y la toma de decisiones en todos los campos de la actividad, u un gran despliegue de recursos humanos y financieros.
Los ciudadanos están preocupados por el entorno, y eso exige actuar inmediatamente, la labor iniciada en la última década del siglo XX, continúa sin pausa, por ello, la filosofía del VI Programa de Acción de la comunidad Europea en materia de Medio Ambiente, propugna la defensa de un medio ambiente sano, para mantener la prosperidad y la calidad de vida a largo plazo. Los ciudadanos europeos exigen un nivel elevado de protección del medio ambiente. El crecimiento que va a registrarse en el futuro y el nivel de bienestar, cada vez más alto, van a ejercer una presión sobre la capacidad del planeta de sostener la demanda de recursos y de absorber la contaminación. El hecho de disponer de normas medioambientales rigurosas supone un motor para la innovación y abre oportunidades para las empresas. La sociedad debe esforzarse en disociar impacto y degradación ambiental, por un lado, y crecimiento económico por otro. Las empresas tienen que aumentar su rendimiento ecológico, es decir, producir un volumen igual o superior de productos utilizando menos recursos y generando menos residuos, y los modelos de consumo tienen que hacerse más sostenibles.
Astillero ha tomado el testigo del desarrollo sostenible, el crecimiento de nuestro municipio, debe satisfacer a las generaciones presentes, sin comprometer a las generaciones futuras, otorgándoles la posibilidad de seguir produciendo bienestar económicos en igual situación que la actual.
Para ello en el año 2001 se diseñó una actuación de protección del litoral en consonancia con el Plan de Protección del Litoral de Cantabria y en la línea de las pautas marcadas por el VI Programa, denominada Eco Astillero XXI, que introducía la dimensión medioambiental en las decisiones sobre planificación y gestión de los usos del suelo, adoptando decisiones a nivel local que determinen el carácter e intensidad de actividades y usos del suelo, para evitar los impactos perjudiciales que tales usos y actividades han causado en el pasado en nuestro entorno.
Somos conscientes de que la sostenibilidad local está llamada a converger con la global. Con visión global y a largo plazo la integración ambiental de las actividades económicas, lejos de er un límite al desarrollo económico puede convertirse en un importante aliado, y de sostenimiento a largo plazo de la riqueza, el empleo y los recursos locales. El medio ambiente, se está erigiendo como un gran yacimiento de futuro de empleo, receptor de la mano de obra excedente de sectores industriales tradicionales. No en vano, es un componente de la calidad de vida de los ciudadanos, que tiende a avanzar paralelamente al crecimiento de la renta y del trabajo.
El crecimiento de nuestro municipio tiene que ser una labor planificada, en la que deben involucrarse ciudadanos y administración, donde los conceptos de protección y sostenibilidad deben presidir cualquier actuación, que permitan conciliar el desarrollo económico y la calidad ambiental de nuestro entorno.