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El Ayuntamiento de Astillero colabora con la parroquia de Muslera en la restauración del retablo del templo de Nuestra Señora de Muslera

Enero 24 2014

El alcalde de Astillero, Carlos Cortina y el concejal de Obras de Astillero, Fernando Arronte, han anunciado esta mañana en su visita a la iglesia Nuestra Señora de Muslera, la colaboración entre la parroquia y el ayuntamiento con el fin de llevar a cabo diversas obras en el presbiterio del templo que incluyen la restauración del retablo existente. En la visita estuvo presente el párroco de Guarnizo, Antolín García, así como la experta encargada de la rehabilitación,  Lydia Quevedo, de la empresa Grap S.L. radicada en Santander. El primer dato escrito de la antigüedad del retablo del que se tiene referencia es del siglo XVII, aunque seguramente sea anterior, siendo su autor desconocido. En detalle, la intervención municipal se centra en la retirada de la base de piedra sobre la que se asienta el mural, que está hecho a base de madera de nogal, y su posterior reconstrucción, así como en el saneamiento de la pared que lo soporta, resolviendo en este caso el problema de las grietas detectadas.

En cuanto a los trabajos en el retablo, la restauradora explicó que se está trabajando en la recuperación de su policromía original, cuya existencia se ha constado tras retirar las capas de barniz que presentaba y que ocultaban así el colorido original. Asimismo, en el transcurso de las labores de restauración, la experta ha detectado la existencia en las hornacinas del retablo de ángeles pintados en diversos colores y que apenas eran visibles por los barnices que los cubrían, oscurecimiento que ha sido agravado por la oxidación a la que están expuestos desde hace siglos. Asimismo y tras realizar algunas pruebas en las columnas que delimitaban el retablo, se ha descubierto que la capa lisa que las cubría tapaba su forma estriada original, por lo que cuando acaben las tareas se podrán ver de la misma manera en que fueron concebidas. Una vez concluida la rehabilitación, se instalará una iluminación especial a base de tecnología tipo led con el fin de resaltar los detalles y figuras que aparecen en él. Las obras suponen así una nueva fase de las que se llevaron a cabo el año pasado. En esa ocasión, y tras la reparación de la cubierta del templo y de la mejora del sistema de alumbrado que realizó la propia parroquia, el ayuntamiento se hizo cargo del pintado del interior del templo, lo que incluyó la Sacristía, la zona del coro y el acceso al templo. Con ello, se buscaba unificar el tono de las paredes y el techo de la iglesia ya que en algunos sitios el color azul existente contrastaba con el resto. Hace caso dos años y medio el Ayuntamiento de Astillero llevó a cabo en otra iglesia de Guarnizo, concretamente en la del Pilar, y fruto también de las conversaciones y del acuerdo que se llegó con la parroquia, la mejora del acceso a la misma así como diversos trabajos de reparación en sus fachadas, labores que incluyeron la aplicación de una mano de pintura pétrea. En cuanto a la iglesia de Muslera, se trata del templo más antiguo del municipio, del que hay referencias desde el siglo IX. En el siglo XV pasó a manos del monasterio de Santa Catalina de Monte Corbán que lo amplió, de ahí los símbolos que aparecen en el templo relacionados con esta orden y con la citada santa, que aluden en este caso a su martirio con ruedas dentadas. 

Dos siglos después se añadió el actual cuerpo central. Esta iglesia formó parte de Plan de Rehabilitación del Patrimonio Histórico local que llevó  cabo hace unos años el Ayuntamiento de Astillero en el que se incluyeron los cuatro templos enclavados en el término municipal, de los que tres se localizan en Guarnizo. En el marco de ese plan, el ayuntamiento de Astillero instaló alumbrado artístico con el fin de realzar la iglesia de Muslera y construyó un albergue de peregrinos en el espacio anexo. Además, este templo tiene un indudable carácter simbólico e histórico para el municipio ya que en la parte civil del mismo, en las actuales dependencias del albergue, se alojaban los diversos intendentes encargados por la Corona de España en  la construcción de barcos en el astillero de Guarnizo, en el sitio de Potrañés, (ría de Solía). Esta actividad constructora se inició con Cristobal de Barros, superintendente de Fábricas, Montes y Plantíos en la costa de Cantabria, a quien Felipe II en el año 1581 encargó una serie de nueve galeones para la defensa de Indias que han pasado a la historia como los primeros galeones oceánicos de guerra que han existido y que se ocuparían del transporte del tesoro y la escolta de las flotas.