El servicio tendrá un coste de 600.000 euros durante los cuatro años de duración del contrato, es decir, de 150.000 euros en cada ejercicio presupuestario.
El  Ayuntamiento de Astillero asume la  mayor parte del coste con el fin de conseguir que sea lo más asequible posible para sus usuarios.
Por su parte, el usuario y en base a un baremo establecido en función de su nivel de ingresos, paga una parte del coste de la comida.
Según el último balance realizado, casi el 60% de los que se benefician del catering paga 1,20 euros, el mínimo.
De esta forma, paga menos quien menos ingresos tiene.
Asimismo y desde su puesta en marcha por el Ayuntamiento, la Obra Social de Caja Cantabria ha colaborado con una ayuda económica anual de 16.000 euros.
Esta iniciativa es una clara mejora de la calidad de vida de los vecinos que se benefician de la misma ya que  la comida se entrega a domicilio todos los días, incluidos sábados y domingos, así como festivos, a diferencia de otras entidades, cuya entrega se produce tres días a la semana.
Además, se suministra caliente por lo que no se requiere ninguna manipulación posterior.
El menú, que es diferente para cada día de la semana, consta de un primer plato, un segundo y postre.
Se trata de un servicio personalizado ya que la dieta está diseñada por los médicos de cabecera de sus beneficiarios, que son los que fijan las singularidades que tiene que tener la alimentación de estas personas en función de sus requerimientos médicos y sanitarios, por lo que los menús tiene en cuenta la sal, las grasas  y todo aquello que corresponde a una comida personalizada.
Según el último balance efectuado, correspondiente al año 2008, el mayor número de usuarios (30) tiene de 81 a 90 años, seguido de 21 cuyas edades abarcan de los 71 a los 80 años.
Las mujeres son beneficiarias en un porcentaje superior al 77% ya que son 42 mientras que 12 son hombres.
Asimismo, del total de vecinos que disfrutan del catering social, casi un 54% vive solo y el 46% restante reside en familia o tiene cónyuge.
Por otro lado, además de posibilitar que las personas mayores puedan seguir viviendo en sus casas y con su familia, se convierte en un recurso de apoyo a esta última.